La mujer en el Antiguo Testamento
La imagen con la cual se representa a la mujer en el Antiguo Testamento no es tan halagadora como podríamos imaginar
La imagen con la cual se representa a la mujer en el Antiguo Testamento no es tan halagadora como podríamos imaginar. Varios pasajes de estas escrituras esbozan a la mujer con una imagen mala y negativa. A veces se las acusa de ser la causa del engaño que desembocó en las calamidades de la humanidad; se acusa a Eva de haber persuadido a Adán de comer del árbol prohibido, privándose y a su descendencia, del Paraíso. Ese pecado de desobediencia al mandamiento divino es conocido como el pecado original y parte del dogma cristiano de la redención del Cristo, ‘el Salvador’.
Esta percepción bíblica de la mujer como una constante tentadora, ha tenido un impacto muy negativo en ella a lo largo de la tradición judeo-cristiana, donde toda mujer es considerada heredera de esa culpa y esa artimaña de Eva, su primera madre. Consecuentemente todas las mujeres no son merecedoras de confianza, también se creen moralmente inferiores al hombre y llevan consigo malicia. La menstruación, el embarazo y dar a luz han sido considerados el justo castigo de su eterna culpa y maldición.
Para darnos cuenta de la profundidad de la negatividad de tales acusaciones, podemos referirnos a los escritos de los hombres más prominentes de entre los judíos y cristianos de todos los tiempos. Veamos primero en el Antiguo Testamento, en los llamados textos sapienciales:
“Y he hallado más amarga que la muerte a la mujer cuyo corazón es lazos y redes, y sus manos cadenas. El que agrada a Dios escapará de ella; más el pecador quedará en ella preso. He aquí que esto he hallado, dice el Predicador, pesando las cosas una por una para hallar la razón; lo que aún busca mi alma, y no lo encuentra: un hombre entre mil he hallado, pero mujer entre todas éstas nunca hallé”2
La Biblia, libro Eclesiastés 7:26-28
En otro pasaje de las escrituras del Antiguo Testamento, la versión católica, leemos:
“Toda maldad es pequeña comparada con la de la mujer: ¡que caiga sobre ella la suerte del pecador!” “Por una mujer tuvo comienzo el pecado, y a causa de ella, todos morimos”2
La Biblia, libro Eclesiástico 25: 19 y 24
De acuerdo al Antiguo Testamento, queda claro que la mujer ha sido castigada por el pecado de Eva, reflejándose en el peso del embarazo y los dolores del parto:
“Y el Señor Dios dijo a la mujer: Multiplicaré los sufrimientos de tus embarazos; darás a luz a tus hijos con dolor. Sentirás atracción por tu marido, y él te dominará”
La Biblia, libro Génesis 3:16.
Este concepto de culpa y servidumbre contradice la enseñanzas del Corán; enseñanzas de responsabilidad por nuestras propias acciones, sin importar el sexo. El Sagrado Corán nunca culpa únicamente a Eva por haber comido del árbol prohibido:
“Entonces él (Satanás) los hizo caer engañándolos… y Su Señor los llamó: ¿Acaso no os prohibí (comer) de ese árbol y os advertí que ciertamente el Demonio es vuestro enemigo declarado? Dijeron: Señor nuestro, hemos sido injustos con nosotros mismos, y si Tú no nos perdonas y te apiadas de nosotros seremos de los perdedores
Corán, Al-Aráf: 22-23
“Quien se guía lo hace en favor de sí mismo, y quien se extravía lo hace en contra de sí mismo. A nadie se le cargará con la carga de otro; y no castigamos sin antes haber enviado a un mensajero”“A quien haya obrado con rectitud, sea hombre o mujer, y siendo creyente, le haremos vivir una buena vida y le daremos la recompensa que le corresponda por lo mejor que haya hecho”